Viaje a Glasgow, la ciudad más importante de Escocia

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Para los madridistas Glasgow es la ciudad en la que su equipo se alzó con la novena copa de Europa el 15 de mayo 2002 tras un maravilloso gol de volea de Zidane y la prodigiosa parada de Casillas a Berbatov en el minuto 95. Ellos y el resto de los amantes del futbol saben también que la ciudad cuenta con dos importantes equipos, los Celtic y los Rangers con sus respectivos y magníficos campos.



Para los amantes del arte es un destino imprescindible para admirar la obra de quien es allí súper famoso y casi desconocido en el resto del mundo , Charles Rennie Mackintosh , el Gaudí escocés, también arquitecto, diseñador de muebles , pintor, y el artista más importante del modernismo británico. Sin olvidar, por supuesto la visita al Kelvingrove para ver, entre otras muchas obras de arte, el inmenso Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí.


Llegar a Glasgow es fácil, tanto directamente en avión-cuenta con dos aeropuertos- como a través de la más visitada Edimburgo, a 78 kilómetros-menos de una hora en automóvil, tren o autobús.


Glasgow es una de las grandes ciudades industriales que, en su decadencia, decidieron seguir el exitoso camino marcado por Barcelona tras los Olímpicos de 92 y volcarse en los servicios y el turismo.


A pesar de la mayor fama de la capital escocesa, Glasgow reúne atractivos más que suficientes para una visita de al menos un fin de semana.


De la vieja ciudad industrial y portuaria, la capital británica de los astilleros en el XIX y hasta la mitad del XX- aquí se construyeron el Queen Mary , el Queen Elisabeth y el yate real Britannia - no queda más que el recuerdo y algunos edificios en las cercanías del Rio Clyde . En el resto predomina su carácter de capital cultural del país con las sedes del Centro Cultural Nacional, La Opera Escocesa, el Ballet de Escocia y el teatro Nacional de Escocia, además de la prestigiosa Universidad y varios destacados Museos.


La ciudad en si es manejable, solo 600.000 habitantes, pero el área metropolitana cuenta con 2,3 millones, más del cuarenta por ciento de toda la población de Escocia.




Si es necesario elegir, habría que empezar por el inmenso Museo Kelvingrove con su magnífico edificio de ladrillo rojo en el espacioso parque adjunto al campus universitario. En su interior, además del mencionado Dalí hay una magnífica colección de pintura, escultura y extraordinarias piezas de su sección de Historia Natural y, sobre todo, los muebles diseñados por Mackintosh, llenos de influencias chinas y japonesas.


Es conveniente apuntarse a un tour especializado para degustar la arquitectura de Mackintosh. Desgraciadamente su obra maestra , La Escuela de Arte – The Glasgow School of Arts “está cerrada por reparaciones tras un incendio, pero hay otros edificios interesantes como “ The Lighthouse “ , el Faro ,en Mitchell Line, originalmente edificado para ser la sede del Glasgow Herald y actualmente Centro para el Diseño y la Arquitectura de Escocia en el que hay un lugar de recepción de visitantes que explora la vida y obra de Mackintosh , un espacio de exposiciones y un mirador con las mejores vistas de Glasgow.


También diseñó varios salones de té como “ Mackintosh at the Willows “ , aunque los que se ven actualmente son obra de sus discípulos.


Para finalizar el tour se visita la “ Scotland Street School Museum “, en la calle de ese nombre , al lado del rio, que está dedicado a la obra de Mackintosh y a la historia de la educación en Escocia.


Todas las obras visitadas gozan de unos sobrios exteriores adornados a veces con decoraciones florales o incluso de pájaros. Los interiores son austeros.


Como contraste, al otro lado del Clyde brilla el” Riverside Museum “ de Zaha Hadid.


Como en el resto de Escocia hay abundancia de “Pubs” no solo para beber, sino también para comer a precios asequibles. La bebida nacional, el whisky - en general de malta - se toma en vaso corto, a palo seco o con un poco de agua del tiempo.

Antes de pedir el plato nacional el “ haggis “ , sin duda sabroso, sepa que es una especie de embutido de tripa de cordero rellena de las vísceras del animal con cebollas y otros condimentos largamente cocinadas. Hay que informarse antes de pedir, no sea que les ocurra como a mí.


A mediados de la pasada década la ciudad de Sevilla y la Oficina de Turismo en Londres que yo dirigía, ofrecímos un cóctel cena a mil agentes de viajes americanos que celebraban en Glasgow su Congreso anual, para presentar la candidatura de la capital hispalense para el año siguiente. Como es lógico los andaluces habían preparado una magnifica selección de embutidos ibéricos. Nadie se percató de que la mayor parte de los agentes americanos son judíos. A toda prisa hubo que comprar otros alimentos aunque no hubo tiempo de retirar las fuentes de chacina. Sin embargo la sorpresa fué que al terminar no quedaba ni rastro de jamón. A lo mejor en el judaísmo también existen las bulas.




Ignacio Vasallo

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