TAIWÁN, EL PAÍS DE LA SONRISA ETERNA.

Era un sueño. Mi sueño. Ahora, del que me he despertado, sigue siendo mi sueño.

Este pequeño país – menor que Extremadura, pero con 23 millones de habitantes--, es una sorpresa constante, vayas donde vayas: su mar, sus campos, montañas, ríos, ciudades… son distintos, bellos, cuidados, increíbles.

Por algo, los descubridores portugueses le llamaron Ilha Formosa: Desde las laderas nevadas de Hehuan al caluroso sur; a lo largo y ancho de su intrincada geografía cubierta de montañas, suelos fértiles, gracias a las abundantes lluvias, auténtica diversidad de fauna y flora, que le aporta un valor añadido al viaje: No en vano, el 20% de la Nación son áreas protegidas, refugios de vida natural y silvestre.

Desde que, en 1912, después de la traumática guerra civil entre chinos, fue fundada en esta nación de diez islas, luchando contra adversidades miles consiguieron, con su eterna disciplina, con su eterna sonrisa, ser una potencia económica mundial, una de las principales productoras de tecnología de la información y la comunicación…, sin olvidar sus ancestrales tradiciones.

Museos; templos budistas, confucionismo, taoísmo…, siempre repletos de fieles con ofrendas; populares campeonatos de caligrafía de caracteres chinos; su anual “Festival de las Linternas”, los mercados nocturnos, tiendas de nuevos diseñadores…; todo convive en perfecta simbiosis.

Por todo ello, y muchísimo mas que excedería de este artículo, Taiwán es un destino turístico ideal para viajeros ávidos de nuevas y distintas sensaciones, en esta isla de apenas 36 kms cuadrados, situada en el Pacífico occidental, entre Japón y Filipinas.

Taipei, la capital, al norte, es una ciudad china muy japonesa; plena de vida de día y de noche, con sus modernos barrios de altos rascacielos, con sus templos y museos, mezclado en un todo armónico. Para ir de uno a otro, lo mejor es desplazarse en Metro y autobuses (nomenclaturas en chino e inglés), comprando la tarjeta EasyCard:

Museos: Nacional, gran colección de arte chino, de las mas bellas del mundo. Memorial Chiang-Kai-Sek, museo de su vida, sin perderse el “cambio de guardia”.

Rascacielo 101( se dice uno-cero-uno). 508 m. de altura y 101 pisos, uno de los mas altos del mundo; con un ascensor que sube hasta el piso 89 en ¡ 37 segundos!; desde donde admirar impresionantes vistas de la capital taiwanesa; y lleno de tiendas y restaurantes. En uno de ellos, de la franquicia DingTaiFung, se pueden degustar uno de sus iconos gastronómicos, los famosos dumplings.

Colina Elephant Mountain , en Xiangsham, subir al atardecer en metro, para ver bonitas vistas de la ciudad.

Templos: Confucio, HsinTian Kong, Paoan, Guanchu, Tianhou, etc, etc.

Mercados nocturnos: Para ver la auténtica vida de los taiwaneses, donde comprar y comer sus diversas y ricas comidas. El mas famoso y grande es el ShilinNightMarket, calles y calles repletas de ropa, tecnología, comidas… Otro muy conocido es Huaxi Street, sobre todo para comer y para admirar el cercano templo de Longshan: o la zona comercial, tipo 5ª Avenida, llamada Ximending.

Pero, lo mejor, es perderse, ir por aquí, por allá, porque queda muchísimo que ver en esta gran y cuidada ciudad.

Y coger el rápido tren bala e irse, a mas de 300 kms de distancia, hasta Tailán, su cuarta mayor ciudad, en el caluroso y húmedo sur, en la costa oeste del Oceáno Pacífico. Alojados en el céntrico y excepcional hotel “Shangri-La´sFar Eastern Plaza”, nos disponemos a realizar el recorrido por sus muchos y sorprendentes monumentos: Templo de Confucio, Sio-House, Eternal Golden Castle, Chihkan Tower, Gran Matsu Temple, el OldsWeatherObservatory, Fort Provintia ( reducto holandés), etc, etc, etc.

Y perderse por el entorno natural de esta mágica nación, como el AoguWetland and Forest Park, paraíso de las aves y del ecoturista del birdwaching; en el SicaoMangrove Green Tunnel, un entretenido paseo acuático entre manglares, alrededor de un magnífico templo.

También podremos admirar el verde de la isla de Taiwan desde lo alto: Cogemos el TheMaokongGondola y, desde sus cabinas de cristal, poder ver nuevos y emocionantes horizontes. Es muy usado por los locales para venir a comer en los muchos restaurantes de estas montañas; y para hacer el sosegado y cuasi sagrado ritual de la ceremonia de tomar el té.

Ofertas, como ven, no faltarán en su viaje a Taiwan. Pero tiene que descubrirlas usted, y mostrarlas a los demás. Seguro que nos seguirán sorprendiendo.

Texto y Fotos: Juan Pedro Plaza