El año de la rata

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El año de la Rata terminó el 12 de febrero cuando empezó el año del Buey .


Todos sabemos lo que implica la alusión a la rata, culpable de las diferentes pestes, aunque no haya sido así en el caso de esta pandemia.


La rata es vil, destructiva y corrosiva. Lo ha sido, y sigue siéndolo en nuestro mundo del turismo. Si en el PIB español cayo el año pasado en España casi un 11 por ciento , la cifra aumenta hasta el 27 en el caso de Baleares y del 20 en Canarias, Baleares ,Málaga y Alicante ,los sitios turísticos por excelencia .


Pero es que incluso esas tremendas cifras anuales ocultan una realidad aún peor puesto que incluyen el primer trimestre que fue normal.


La realidad quedaría mejor retratada si contamos del 31 de marzo del 2020 a idéntica fecha del año vigente, en la que hemos entrado en el esperanzador año del buey, animal, como sabemos, manso, trabajador y amante del orden y la disciplina.


Dado el conglomerado de subsectores que componen el turismo está claro que no todos habrán sufrido lo mismo. Los hoteles urbanos llegaron al 31 de marzo con muchas unidades cerradas mientras que los de zonas turísticas están arrancando el verano gracias al turismo nacional y al alemán en algunos casos. Todos habrán sufrido, pero prácticamente todos podrán, antes o después, reabrir sus puertas. Tienen capacidad financiera y en muchos casos han llevado a cabo reformes que mejoran su calidad. Algunos por sus características y situación incluso han tenido un buen año, como Paradores.

No ocurre lo mismo con las empresas de HORECA, Hostelería, restauración y cafeterías, que daban empleo al comienzo del año de la rata a un millón seiscientas mil personas a través de cerca de cuatrocientas mil empresas. Casi cien mil han cerrado y una gran parte no volverán a abrir. Para las que ya eran zombis las ayudas solo han prorrogado la agonía. Los que han perdido el empleo son mayoritariamente mujeres y jóvenes, con lo que la brecha aumenta.


También desgraciado es el futuro de las agencias de viaje, 9.500 unidades que dan empleo a sesenta mil personas.4.000 han cerrado y pocas volverán a abrir.


La pandemia ha acelerado el proceso de digitalización, tanto de las empresas de alojamiento que han mejorado sus propias plataformas de reservas, como de los individuos que han aprendido a reservar sin ayuda.


El carácter finalista de los fondos “ next generation “ de la UE , acelerará aún más esta tendencia.


Los alojamientos rurales han sufrido menos por la mayor incidencia del turismo nacional y también se recuperarán antes por la misma razón.


En el mundo de la aviación han vuelto las nacionalizaciones o la búsqueda de protección judicial: Norwegian. . La única que parece que no ha sufrido es Ryanair que ha “comprado “ 210 Boeing Max 737 en una arriesgada apuesta para apoderarse de cuota de mercado en el convencimiento de que las compañías “ de bandera “ van a seguir perdiendo dinero y slots al no recuperar pronto el tráfico de negocios y no poder suprimir sus deficitarias rutas de corto radio necesarias para alimentar a las rentables de largo radio.


Los intermediarios, especialmente los turoperadores tradicionales también sufren. TUI ha tenido que recibir fuertes ayudas estatales y se ha visto obligada a vender sus acciones en una de las sociedades hoteleras que tenia con RIU, que ha sido el comprador.


Los europeos de la UE ya empiezan a volver a España. Los británicos lo harán pronto.


Los orientales tendrán que esperar su turno.


Este verano será el del turismo nacional


Se acabó el año de la rata, afortunadamente, que no olvidemos sustituyó al año del cerdo-prosperidad y fertilidad- y estamos en el del buey, que ya sabemos lo que significa.


En el año de la rata se han perdido cerca de dos tercios de los ingresos. En el del buey estaremos a un cincuenta por ciento del año de referencia , ya por el camino de la recuperación, con un turismo más cuidadoso con el medio ambiente y más preocupado por la rentabilidad que por las cifras. O eso esperamos.



Ignacio Vasallo

www.gargallo-hotels.com