De New England a la pequeña Habana VIII

Un chef y escritor chino. La primera ciudad levantada en EEUU y el despegue del Falcon 9
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Tras entrar en Florida nos desviamos hacia la mayor de sus ciudades, Jacksonville; queríamos saludar al chef de origen chino Dennis Chan, que hace, en su Blue Bamboo, una magnífica cocina-fusión de la que ha escrito el libro Hip Asian. Comfort Food. Y nos dirigimos después a San Agustín. Íbamos por la autopista y, por curiosidad, viramos hacia la costa. Y efectivamente, el litoral de Ponte Vedra posee una bellísima urbanización de chalés sobre una interminable playa de arena blanca rematada por un Parque natural. Y al poco divisamos la que fuera primera ciudad que se levantó en los EEUU.

 

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Cuadro del banquete de Méndez


Desde el primer avistamiento nada de lo que habíamos imaginado superaría nuestro entusiasmo, y fue al cruzar una ría que acurruca a un puerto de yates. Y enseguida penetramos en la llana, pequeña y sosegada urbe que rinde honores a España. Un memorial vivo dedicado a nuestra colonización y que en algo mitiga la Leyenda Negra que, como pertinaz garrapata, nos endosaron varios reinos de la más ratera piratería. Dos días anduvimos observando las casas antiguas y las actuales, todas con su encanto, situadas en calles, algunas bajo la fresca sombra de ancianos árboles subtropicales, con nombres de ciudades españolas.


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Con Chan y su libro


La fundó Pedro Méndez de Avilés en 1565 y, como sus homólogos los pioneros ingleses del Mayflower, lo celebraron 56 años antes con una comida. Pero mientras que los ingleses lo hicieron solos, devorándose unos pavos salvajes, Méndez compartió sus garbanzos, bizcocho, tocino y vino del rancho de a bordo con el fraile de la expedición, el jefe de la tribu timuca, y algunos de sus guerreros. Está San Agustín trufada de historias épicas: ataques piráticos, rapiñas de los mismos de la Leyenda, revueltas indias... O los esclavos negros que huían de la vecina Georgia para refugiarse en esta ciudad impregnada de los derechos humanos, que impulsó el dominico Bartolomé Las Casas, justamente titulado el "Protector Universal de Todos los Incios", con explícito apoyo de los Reyes Católicos. El Goverment House Museum, que primero fue residencia del Gobernador, recoge estos pasajes así como detalles arqueológicos y antropológicos de los timucua o de sus relaciones con los colonos. Afanados durante siglos en moldear una ciudad vivible que estuvo siempre afectada por elementos hostiles. Otra visita fue a la Casa-museo Zorayda, en donde se muestra la otra Historia de la ciudad: los avances urbanísticos, hoteleros... desde mediados del XIX merced a prohombres norteamericanos como Franklin W. Smith, arquitecto y millonario que viajó por Europa, le fascinó Granada y de la Alhambra se llevó ideas para construir este bello palacete que luego fue club privado con un prestigioso restorán, el Zorayda Grill. Y a pesar de la prohibición, tomamos una foto de su minuta; curioso documento pues aparece la Tortilla española, que en 1903 no tenemos claro si aun se hacía en España empleando la primigenia receta: con puré de papas. El más importante y enorme restorán es de Cocina española Columbia; nos pareció demasiado grande, industrial, invadido por turistas; de ahí que optáramos por el Collage, el mejor, de Cocina europea con guiños a España: Gambas al ajillo, almendras valencianas... O el Avilés, del pequeño hotel de la Hilton, donde extrajimos las lascas de chorizo de una Bullabesa. Visión norteamericana de las cocinas de Europa, mediterráneas. Otra noche cenamos en un auténtico tailandés. Un tipo de restorán que no suele fallar.


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Panel del museo de San Agustín


Y abandonamos San Agustín con el propósito de volver. Teníamos ahaora como objetivo llegar a Cabo Cañaveral para visitar el parque temático de la N.A.S.A. y pernoctar en la adyacente urbanización de Cocoa Beach. Antes de llegar fuimos avisados de que aquella noche, 23 de mayo a las 22:30 horas, después de varios intentos fallidos, se lanzaría el cohete Falcon 9. Por lo que, tras la cena en uno de los restoranes de aquella urbanización turística, el Slow&Low, ensaladas y steaks, salimos hacia la playa y nos sumamos a un notable grupo de jóvenes vacacionistas, recién egresados de alguna universidad, que esperaba ansioso el despegue. Y a la hora señalada surgió un tremendo fogonazo, como si fuese una bola de fuego que fue acrecentándose al tiempo que ascendía lentamente. Fueron unos minutos emocionantes porque además se sumó el largo aplauso de aquellos eufóricos muchachos, quienes nos recordaban que 50 años atrás salió, desde allí mismo, el Apolo XI. Y nosotros les informábamos acerca de la estación de su seguimiento, que se situó en nuestra playa de Maspalomas. La última parada sería en Miami. Nos aguardaba la Cocina criolla cubana, entre otras cosas.



Texto: Mario Hernández Bueno

Fotos: Tania Aguiar

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