Descubriendo los orígenes de Madrid

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Madrid celebra estos días la fiesta de la Almudena, su patrona. Un nombre árabe -al mudayna- que no oculta los orígenes islámicos de la capital española, tan desconocido como los restos que permanecen en subterráneos de viviendas privadas o en parkings de la ciudad.


Por eso vale la pena desvelar ese Madrid que comenzó llamándose Mayrit. La fundó el emir Mohamed I, en el siglo IX cuando estableció un sistema defensivo en la región madrileña construyendo atalayas, fortalezas y medinas. La convirtió en guardiana de la denominada Marca Media, que establecía la frontera entre Al Andalus y los reinos cristianos. Los expertos creen que el nombre original de la ciudad estaba relacionada con el agua que había en la zona y que estaba rodeada de varios torrentes que actualmente permanecen subterráneos.


El objetivo de sus fundadores era proteger las dos rutas de comunicación de la península Ibérica que atravesaban Toledo uniendo Zaragoza y Mérida, o Segovia con el sur de la península. Había otro interés: poblar una zona vasta e inhóspita para conquistar nuevos territorios.


De fortaleza militar evolucionó hacia una ciudad con mayor presencia civil, por lo que la zona que actualmente ocupa la catedral de la Almudena y el Palacio Real se fue dotando de mezquita, zocos y baños. Todo quedaba resguardado por una gran muralla construida con grandes piedras de caliza y pedernal. Construida sobre arroyos, no es de extrañar que uno de los lemas de la ciudad diga "fui sobre agua edificada y mis muros de fuego son".


Como cualquier medina tenía sus puertas de entrada, mezquitas, zoco y calles, pero todo quedó destruido con la llegada de Felipe II a Madrid y la construcción del barrio de los Austrias. Muchos de sus muros sirvieron para levantar palacios y los materiales se reutilizaron para las nuevas viviendas, algo que en el siglo XVI necesitaba con urgencia la recién estrenada capital española, que necesitaba ocultar los restos musulmanes para poder erigirse en una gran capital cristiana. Se dice que cuando los cristianos tomaron Madrid, encontraron una talla de la virgen oculta en uno de sus muros, con una vela encendida desde hacía más de 400 años. Era la virgen de la Almudena.


Restos que han quedado dispersos por el centro de Madrid. Aunque hay dudas sobre sus orígenes, los cimientos de una de las viejas atalayas están visibles al público en el aparcamiento frente al palacio Real de Madrid.




La muralla y los orígenes de Madrid


Parte de la muralla original es visible en un lateral de la catedral de la Almudena, y otros lienzos del segundo recinto amurallado permanecen ocultos en sótanos y garajes públicos de algunos garajes y tabernas de la Cava Baja. En la plaza del emir Mohamed I, junto a la catedral y los restos de la muralla, encontramos una réplica de un jardín andalusí, donde no faltan plantas como romero, cipreses, olivos, arrayanes o lavanda. El muro que hay a la vista tiene unos 120 metros de longitud de unos 12 metros de altura y más de 2 metros y medio de espesor.


Mayrit estaba rodeada por una muralla con tres puertas principales. En su interior albergaría dependencias para la guarnición y áreas de cultivo y huertos, como demuestra la presencia de pozos y silos de almacenaje que se han encontrado en el subsuelo del centro.


Se han encontrado unos 270 pozos en la Cava Baja, en las Vistillas y en la plaza de los Carros, todas ellas incluidas en el barrio de la morería. En la Plaza de Ramales, cubiertos por un cristal, no muy bien conservado, se pueden contemplar estos vestigios. También hay restos en las proximidades del Teatro Real.


En la plaza de los Carros se han encontrado restos de un qanat, considerada la obra de ingeniería hidráulica más antigua de Madrid. Algunos de aquellos arroyos recorrían las calles de Segovia, Arenal, Leganitos, las Vistillas y la Plaza Mayor. Las canalizaciones dieron lugar -años más tarde- a los denominados "viajes de agua", que abastecieron a Madrid hasta el siglo XIX.


Fuera de la muralla, al norte, se alzaba una atalaya y un recinto para la protección de personas y ganado. Al este y al sur, en los alrededores de la calle Sacramento y en la colina de San Andrés, se fue asentando una población dedicada a la agricultura. El único cementerio conocido se encontraba en la actual calle de Toledo, a un lado del camino.


En las cercanías de la medina existían granjas o alquerías como las que se han encontrado en Pista de Motos o La Gavia, en el Manzanares, en Vicálvaro y Barajas, que vendían sus excedentes en Madrid.



La Latina era el barrio de la morería


Cuando los cristianos conquistaron Madrid, obligaron a los andalusíes a desplazarse a los arrabales. El popular barrio de La Latina ocupa el antiguo barrio conocido como La Morería. En la Plaza del Alamillo se cree que podría estar situado el Tribunal Árabe de Justicia y la iglesia de San Pedro, habría sido el lugar de la mezquita mudéjar de la zona. La morería tenía también hamman y una carnicería, que según cuentan los cronistas era la mejor de la ciudad.


En la iglesia de San Nicolás de los Servitas, entre la calle y la plaza de San Nicolás y la plaza del Biombo, en el corazón del Madrid de los Austrias, ha sobrevivido la torre mudéjar, probablemente el minarete de una mezquita. Es de planta cuadrangular y tres cuerpos, el primero con arquerías ciegas formado por tres arcos trilobulados y en la segunda planta cuatro arcos de herradura. Esta torre de ladrillo está considerada el monumento más antiguo de la ciudad, junto a la muralla árabe y la atalaya.


En el interior de la iglesia apreciamos las yeserías de la sacrsitía, unos arcos polilobulados del ábside y otro arco en el altar. A lo que hay que añadir que la nave central conserva el único artesonado mudéjar de la ciudad.

De las tres iglesias madrileñas que conservan restos mudéjares la que más detalles mantiene es Santa María la Antigua de Carabanchel, construida en el siglo XIII, aunque la falta de conservación ha facilitado actos de vandalismo. Otras restos los encontramos en la torre de la Iglesia de San Pedro el Viejo y la casa de los Lujanes.


En el Museo de San Isidro, que recoge los orígenes de Madrid, se ha reconstruido una vivienda típica andalusí y se puede observar algunos restos. Material de cerámica encontrado en las excavaciones como el "alifato" (alfabeto árabe grabado), escápulas, piezas de ajedrez realizadas con talco o amuletos de plomo o hueso, utilizados como supersticiones.

El Madrid musulmán se extiende también a otros municipios cercanos a la capital, como Camarma de Esteruelas, Talamanca de Jarama, El Vellón, Alcalá de Henáres, Buitrago de Lozoya o Venturada. Encontramos dispersos, restos de atalayas, que eran las torres de comunicación. El Puerto de la Tablada era el paso fronterizo para cruzar la sierra madrileña.



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