Si eres un entusiasta de la cerveza y te has aficionado a esta bebida como miles de españoles en los últimos años, entonces muy probablemente te habrás hecho también fanático de esas variedades menos famosas, como la nueva moda de las cervezas tostadas, en la que vamos a centrarnos.
Lo primero que debemos decir en este sentido es que, cuando hablamos de cervezas tostadas, no nos referimos exactamente a un tipo de cerveza en particular, sino a todas estas que, por el color único que presentan, se ubican a mitad de camino entre las cervezas rubias de toda la vida, y las negras. Entonces, hay que saber que conviven diferentes cervezas tostadas, con sus distintos tonos.
Si de cervezas tostadas se trata, el principal ingrediente que hay que considerar es la indispensable malta, que debe ser menos o más tostada, porque así le conferirá al producto final ese color clave. Siendo la malta ligeramente tostada las cervezas tendrán matices más cercanos al rojo, mientras mayor exposición al tostado da por definición una cerveza más oscura, más cerca del negro. Respectivamente, son ejemplos las Red Ale y Dark Brown Ale, por citar dos de ellas.
A diferencia de las lagers, que son las rubias tradicionales, las cervezas tostadas Ale tienen cuerpos densos a muy densos en la medida en la que se oscurecen, ganando asimismo mayor cremosidad. Respecto a la espuma, sus colores van desde el crema claro hasta el beige, siguiéndole el tono.
Si bien generalizar siempre es difícil, y más en un universo en clara expansión como lo es éste, podemos decir que los aromas predominantes de las cervezas tostadas son el caramelo, el café, incluso los frutos secos y el chocolate, lo que las hace bebibles incluso para comensales que normalmente no son tan afectos a ese producto, pero que están cautivados por sus sabores.
Si quieres introducirte tú también en el maravilloso mundo de las cervezas tostadas, conocer cada detalle de su maridaje puede ayudarte, priorizando la combinación de las más claras con platos especiados o ligeros, como puede ser una IPA bien fría, con algún queso semi-curado.
Las cervezas ya un poco más oscuras, como una roja de aspecto turbio, son ideales para acompañar carnes guisadas, barbacoas, quesos curados y otros similares, y no deben servirse demasiado frías, dado que están pensadas para estaciones intermedias y la baja temperatura anula su complejidad.
Por último tenemos las cervezas más oscuras, prácticamente negras, que deben servirse apenas frías junto a postres o platos agridulces, dándole protagonismo a la miel, al chocolate, y a otras de las preparaciones culinarias respecto a las que cumple la función de impedir el empalagamiento.
Como puedes ver, la noción de la cerveza tostada es una muy diversa, que dependerá de los gustos de quien la beba, decidiendo así cuál de estas alternativas es la mejor según la comida y la ocasión.