Festividad de San Antón en Santa María de los Llanos

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Orígenes


Como en muchos otros pueblos castellanos, san Antón era en el pasado un santo de gran devoción, puesto que está relacionado con los animales, y estos eran elemento importantísimo para los agricultores, ganaderos y demás oficios que necesitaran de la fuerza animal. No se puede establecer claramente una fecha concreta en la que se comenzó a venerar este santo porque es una tradición antiquísima en la comarca y apenas existen evidencias que identifiquen su primigenia devoción. Desde la misma muerte de este san Antón o Antonio Abad en la segunda mitad del siglo IV, se comenzó a rendir culto en la zona oriental del cristianismo, mientras que no sería hasta el siglo IX cuando se extendiese por el resto de la cristiandad, siendo esta la posible fecha en la que llegase su culto a la Península Ibérica y cuando se definiese las características que hasta hoy han llegado sobre este santo. San Antón ha sido uno de los santos más representados en la Historia del Arte (El Bosco, Parentino, Zurbarán, Otto Dix, Dalí, Diego Rivera, etc.), sobre todo el tema de las tentaciones, a las que según la tradición cristiana fue sometido. Estas tentaciones son con las que se relaciona la práctica de disfrazarse en su onomástica.



En Santa María de los Llanos, la tradición el 17 de enero estimaba que se celebre una misa por la mañana con la imagen del santo presente en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de esta localidad conquense. Posteriormente se sacaba el santo en procesión al exterior por las calles del pueblo, al final de la cual se realizaba la bendición de los animales en la puerta de la iglesia enfrente de la imagen del santo. En épocas pasadas los animales que se llevaban a bendecir solían ser principalmente los utilizados en las tareas agrícolas y de transporte, principalmente mulas, asnos, bueyes y caballos.


Además de esos animales estaban otros como los perros, que en su mayoría realizaban la función de guardianes y también de ayudantes de los pastores. También podían ser bendecidos otros animales que estaban en estrecha relación con las personas como cerdos, corderos, gatos, aves de corral, etc. Las mulas, asnos y caballos tras la bendición daban tres vueltas alrededor de la iglesia y posteriormente comenzaba una carrera con los mozos, dueños de esos animales o que trabajaban con ellos, como jinetes por la Calle Mayor hasta una zona alejada del pueblo donde se encontraba una ermita denominada de El Santo junto a un aljibe, que tradicionalmente se tiene como el antiguo asentamiento poblacional. Era una carrera de ida y vuelta hasta la iglesia, cuyo ganador podía llevarse un premio en metálico, además de la admiración del público.



Era costumbre también que esos animales fuesen engalanados, con mantas bordadas, colchas, mantones de manila, banderines, flores, y se les cortaban las crines de especial manera, así como el resto del pelaje. Los trabajadores que servían a familias terratenientes eran los encargados de preparar los animales con los que ellos mismos trabajaban cada día. Algunos de los jinetes se ponían ropas llamativas junto con las mulas y asnos.


Tras las bendiciones y las vueltas que debían de dar los animales a la iglesia, se realizaban en ocasiones ofrendas al santo. Entre las ofrendas estaban cantidades de grano de cereales, otros productos agrícolas y alimentos, siendo reseñable el típico pan denominado “caballo de san Antón” y también la “llueca” . Igualmente ofrecían animales como conejos, perros, etc. Esas ofrendas se pujaban entre los asistentes. Hay constancia de la existencia de una hermandad de san Antón que se encargaba de preparar la fiesta del santo y recaudaba dinero para hacer frente a los gastos de la fiesta. Quedan constancia de estas ofrendas en los cuadernos de cuentas de la Hermandad de san Antón de los años 1954 al 1969. Parte de lo ingresado iba para el ganador de la carrera, y posteriormente, con el desfile de disfraces, parte de ese dinero se destinaba como premio a los mejores disfrazados que elegían las autoridades. Los gastos de la festividad los sufragaban, por regla general, las personas o entidades que las organizaban. Los fondos de estas fiestas, como de cualquier otra, en muchos casos se solían conseguir por recaudación popular de toda la comunidad o de los hermanos de hermandad, y también de personas determinadas que por una promesa o afán religioso ayudaban a hacer frente a los costes.


Otro elemento importante en esta festividad de san Antón es la presencia del cerdo. El cerdo aparece en la imaginería dedicada a este santo con gran frecuencia, y es también un animal muy importante en la vida alimentaria de las personas en la Península Ibérica. Para san Antón, en Santa María de los Llanos como en otros muchos municipios, se criaba un gorrino entre todos los vecinos del pueblo que previamente pagaba la hermandad del santo. El cerdo se soltaba cuando era pequeño y se paseaba libremente por todo el pueblo mientras los vecinos le daban de comer. Pasados los meses el cerdo se convertía en un animal grande y pesado. El día de san Antón ese cerdo era rifado entre los vecinos del pueblo, lo que era una gran suerte para quien le tocase. El cerdo solucionaba el invierno para toda una familia, porque tras su matanza (acto muy importante en la vida rural) podían aprovecharse de la carne y productos derivados que aseguraban el alimento al grupo familiar durante meses.



En cuanto al carnaval en Santa María de los Llanos, según los informantes entrevistados, también se realizaba en las fechas normales, a partir de jueves lardero. Pero con el desarrollo de la Guerra Civil española (1936-1939) y la consecuente posguerra, las celebraciones de cualquier tipo dejaron de realizarse, entre ellas el carnaval. Disfrazarse el día de san Antón tras la guerra comenzó como una práctica entre un grupo de amigos en el año 1942, según se ha recogido de las entrevistas. Empezaron disfrazándose de una banda de música. Unos veinte amigos se prepararon los trajes de uniforme y construyeron instrumentos musicales con cañas y otros materiales y elementos que tenían a mano, pero con el fin también de que se hiciesen sonar. Salieron por las calles tocando sus artesanos instrumentos, y según los entrevistados gustó mucho a la gente del pueblo. Debido a ello, en los años posteriores siguieron disfrazándose y otros grupos de vecinos también comenzaron a disfrazarse. Desde entonces, los días inmediatamente anteriores al 17 de enero, las pandillas de amigos se juntaban para preparar los disfraces y los elementos que utilizarían.


Caballo de san Antón


Otro elemento importante en la festividad de san Antón en Santa María de los Llanos es el de un tipo de pan denominado “caballo de san Antón”. Desde la Antigüedad el pan ha presentado un carácter espiritual y para la festividad de san Antón en muchas localidades se elaboran panecillos especiales.


En Santa María de los Llanos, como en otros pueblos conquenses vecinos, como El Pedernoso, Belmonte, Las Mesas o San Clemente, aparece en este día de san Antón el pan conocido como “caballo de san Antón”. Este es denominado así por su morfología: en forma de caballo. Antiguamente se realizaba con masa de pan y se introducía un chorizo y a veces también un huevo antes de ser horneado. Según cuentan los entrevistados, cada uno hacía pan con su harina que obtenía de segar, si tenía sembrado cereales. Con esa harina hacían masa a la que se le añadía levadura que los panaderos entregaban por las casas. Esa masa la llevaban a los hornos del pueblo que solían poseer los panaderos y allí eran horneados. Los panes, como en este caso concreto, con los caballos de san Antón y lluecas, se hacían junto al de otros vecinos del pueblo en esos hornos. Por utilizar el horno, pagaban una cantidad de dinero a los dueños de los hornos o bien pagaban con panes. Las encargadas de realizar la tarea de amasar y llevar al horno la masa de los panes, hacer la compra de estos y de los caballos solían ser las mujeres.


Los caballos de san Antón después los recogían los vecinos y vecinas y los llevaban a casa para presentarlo en el día de san Antón ante la imagen para que fuese bendecido por el párroco. Como en muchos otros casos, el acto de la bendición del pan era realizado al finalizar los actos religiosos. En este caso concreto, se realizaba en la puerta de la iglesia, como con los animales. Tradicionalmente el caballo de san Antón se regalaba a los niños, y en algunas familias solo a los niños varones. Era una comida especial para ese día y se vivía con gran ilusión.



Características actuales de la festividad


En la actualidad se observan cambios en la forma de celebrar la festividad de este santo. Ese día de 17 de enero se sigue celebrando la misa por la mañana, sobre las 11:00, como era costumbre, y posteriormente la procesión por las calles del pueblo. Tras ello se procede a la bendición por parte del párroco de los animales que los vecinos del pueblo acercan a la imagen. Estos animales son mascotas (perros, gatos, roedores, etc.). En la actualidad ya no hay mulas, ni asnos ni caballos que realicen las tres vueltas que debían dar en tiempos anteriores a la iglesia, ni para correr. Es debido a que la función que esos animales realizaban fue sustituida desde los años 1960, aproximadamente, por los tractores, y desde entonces comenzaron a decaer en número estos animales hasta desaparecer de la totalidad de las casas samaritanas. Mientras, han aumentado los animales que tienen labor de mascotas como perros, gatos, periquitos, entre otros.


En cuanto a los disfraces, en la actualidad son muchos los samaritanos y samaritanas que participan caracterizados de distintas formas. Desde hace un par de décadas se realiza un desfile de disfraces. Sigue la costumbre de preparar los disfraces en los días previos al 17 de enero, empezando a preparar estos desde las navidades o en el periodo que van entre estas y la festividad de san Antón. Otra costumbre característica es que se tiene en secreto el tema del que se disfraza cada persona y cada grupo hasta la hora del desfile.



Desde el ayuntamiento se insta a que a las 16:00 de la tarde estén presentes las personas disfrazadas que saldrán en el desfile y las carrozas enfrente de la cooperativa agrícola San Isidro Labrador en la Calle Carreterilla, a unos 700 metros de la parroquia local. El abanico de edad de los participantes disfrazados es muy amplio, y van desde niños de meses, en ocasiones, a personas de más de 80 años. En general, sí que predomina la gente joven entre los disfrazados.


Sobre esa hora es puesta la imagen de san Antón en la puerta de la iglesia, que permanece abierta toda la tarde. La imagen se encara hacia fuera de la iglesia. Enfrente de la imagen, se sitúa el párroco Al lado de él se sitúan las autoridades municipales y comarcales. A lo ancho de la Plaza Mayor se sitúa un par de centenares de personas que esperan la llegada del desfile. Entre el público se ven personas de muy distintas edades, desde niños de meses de vida en carritos hasta personas mayores de 80 años: habitantes habituales del pueblo, personas con raíces en esta localidad y visitantes de otras localidades cercanas.A lo largo de todo el recorrido desde el lugar de salida del desfile hasta el cruce de la Calle Carreterilla con la Calle Mayor, más personas se sitúan para observar el desfile, que va armonizado por una charanga, que va tocando canciones populares, algunas de ellas con letras jocosas, canciones típicas de época carnavalesca.


La mayoría de los grupos disfrazados llevan consigo carrozas, principalmente tractores agrícolas con remolques, también coches, motos, y algunos vehículos personalizados creados artesanalmente. El desfile tarda más de una hora en llegar la primera carroza desde el inicio hasta la puerta de la iglesia. Tractores y demás carrozas decorados con cartones y distintos elementos presentan carteles escritos con comentarios jocosos. Algunos de esos vehículos llevan además altavoces que emiten música en alto volumen. En ocasiones, las canciones también tienen relación con la temática de los disfrazados. Entre otros grupos (sobre todo personas de mediana edad y personas mayores también) realizan cantos a especie de coplas, cantos al santo, rimas, tanto relacionadas con el santo y la festividad como sobre lo que van vestidos o asuntos que han ocurrido desde el nivel local al internacional.



Se observan disfraces de distinto tipo. Destaca que muchos de los chicos jóvenes van disfrazados de mujeres con vestidos cortos, pelucas y con pechos postizos. Se pueden distinguir distintas temáticas dependiendo de grupos que normalmente acompañan a un tractor con remolque. Algunas de las temáticas están relacionadas con sucesos que se han dado a lo largo del año, ya sea a nivel comarcal, regional, nacional o internacional. Se dan disfraces así relacionados con la política, el deporte, personajes famosos, programas de televisión y otros sucesos.


Cuando los disfrazados llegan enfrente de la imagen de san Antón el párroco lanza agua bendita a los disfrazados y a las carrozas e instrumentos que llevan. Los disfrazados avanzan unos cincuenta metros más hasta un pozo denominado “Pozo de abajo” y allí las carrozas y gran parte de los disfrazados siguen andando por la Calle Colón hasta el denominado “Pozo de los pastores” donde las carrozas dan la vuelta y vuelven para pasar nuevamente enfrente de la iglesia, aunque ya muchos de los disfrazados no suben en las carrozas, y estas son aparcadas generalmente a lo largo de la Calle Mayor, y otras carrozas son llevadas a guardar.


Cuando la charanga llega en frente de la iglesia se queda a un lado y sigue armonizando el paso del resto del desfile, y la final de este siguen tocando música para todo aquel que quiera bailar, tanto público como disfrazados. Además, en la misma Plaza Mayor, la hermandad de san Antón pone a disposición de todo el mundo zurra, una bebida popular realizada sobre todo en épocas de festejos a base de vino blanco al que se añade gaseosa, fruta troceada como manzana y limones, y azúcar.También preparan limonada y se pone a disposición de todos aperitivos como cacahuetes y patatas fritas.


Era costumbre, que tras todo el baile en la plaza la gente se reuniese a merendar, bien en familia o entre amigos, el característico “caballo de san Antón”, que en la actualidad es preparado como un bollo, por lo que es dulce al llevar azúcar por encima y también se suele decorar con golosinas. Se suele comer con chocolate caliente, principalmente para hacer frente al frío de una tarde-noche de mediados de enero. También presentado de la misma manera, además del “caballo de san Antón”, se suele comer la llueca.



En la actualidad los jóvenes, principalmente, siguen tras el desfile por las calles bebiendo y bailando. La hermandad y el ayuntamiento habilitan una carpa en la plaza en la que se sirven bebidas en la que acuden disfrazados y público para seguir con la fiesta amenizada con música. Al pueblo acuden, en esta fecha, propios y ajenos que disfrutan con la fiesta. Algunos samaritanos que residen fuera de la localidad suelen pedirse ese día libre en su trabajo para disfrutar de la fiesta. Además, algunos traen como acompañantes a amigos para que disfruten y vivan la fiesta.


La festividad de san Antón en Santa María de los Llanos es de una gran riqueza en cuanto a patrimonio cultural inmaterial se refiere, hundiendo sus raíces en los siglos medievales. Los tiempos contemporáneos y las circunstancias históricas con los nuevos estilos de vida humana, influenciaron como es lógico a la festividad, sobre todo dotándola de más alegría y colorido y adelantando los tradicionales días carnavalescos a unas fechas tan tempranas y frías como un 17 de enero.



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